La ciudad amazónica de Manaos ha estado lidiando durante semanas con un horror, que el resto de Brasil ha ignorado parcialmente por consejo de su presidente.

No está claro cómo el Coronavirus, lo que Bolsonaro llamó una “pequeña gripe”, llegó a este lugar remoto en el Amazonas. Atravesó las zonas ricas y luego se trasladó a los más pobres y ahora está afectando a las comunidades indígenas que viven en los suburbios y barrios marginales.

A diario en Manaos, se realizan hasta 400 funerales comunitarios para darle cristiana sepultura a las víctimas del Covid19.

Manaos, ubicada en el corazón de la Amazonia brasileña, es la capital del estado más grande del país: Amazonas, tan extenso como Mongolia. Tiene cuatro millones de habitantes, 185.000 de ellos indígenas, en 20 municipios, de los cuales 90 % registran casos de contagio.