Con intermediación de la Defensoría del Pueblo para acercar a las personas que están privadas de la libertad en la cárcel Nueva Esperanza, donde se registraban peleas entre los integrantes de bandas enemigas, se logró el Plan desarme.

“Los gestos de paz y desarme se convierten en grandes ejemplos por el respeto a la vida y a la convivencia. Lo que hemos visto hoy en San Andrés es una muestra de que los gestos humanitarios se pueden replicar en todo el país”, Defensor del Pueblo, Carlos Camargo Assis.

Se trata de una cárcel mixta pequeña. La tensa situación que se vivía paralizaba las actividades de resocialización y era un peligro inminente. “Este es el inicio de un proceso de convivencia y paz para conciliar y mejorar las relaciones entre la población privada de la libertad”, agregó el Defensor.

Además de la entrega de armas, se realizaron actos simbólicos, como pintura de manos en carteleras y mensajes alusivos a la sana convivencia.