La crisis política de Rumanía vivió este lunes una nueva escalada al dimitir el presidente del país, quien deja el cargo a menos de tres meses de las elecciones presidenciales previstas para mayo y se adelanta así a una posible destitución por parte del Parlamento.
Tras la anulación de las elecciones presidenciales de diciembre, por supuesta injerencia rusa, Klaus Iohannis había alargado la permanencia en el cargo presidencial de forma interina, con el respaldo del Tribunal Constitucional, más allá del 21 de diciembre, la fecha en la que su mandato caducó.
Sin embargo, la permanencia en el cargo de Iohannis, cuya dimisión se hará efectiva este miércoles, fue cuestionada por la oposición de ultraderecha, que impulsó un proceso de destitución en el Parlamento.
El presidente calificó el proceso de destitución en su contra como “totalmente innecesario”, argumentando que, en cualquier caso, habría dejado el cargo en pocos meses, al tiempo que destacó que él nunca violó la Constitución.
Sin embargo, Iohannis afirmó que dimitir era la mejor decisión para evitar una crisis política de grandes consecuencias.
Por ahora, los únicos candidatos confirmados para los comicios son el alcalde de Bucarest, Nicușor Dan, quien se presentará como independiente, mientras que Crin Antonescu, un antiguo liberal, es la propuesta de la coalición gubernamental, que podría continuar el rumbo proeuropeo del país.