Integrantes de extintas AUC reconocieron daños causados a víctimas

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En el coliseo Sugar Baby de Barranquilla se cumplió el Acto de Reconocimiento de Responsabilidades y Solicitud Pública de Perdón (ARRSPP) por parte de tres exparamilitares, en cumplimiento de una sentencia de Justicia y Paz proferida por el Tribunal Superior de Bogotá en 2014.

El evento, que inició hacia las 7 de la mañana, contó con la presencia de más de 450 víctimas del departamento del Atlántico, que recibieron acompañamiento psicosocial previo por parte de la Unidad para las Víctimas a través de diferentes estrategias de fortalecimiento y contención emocional.

Luego, los postulados, Salvatore Mancuso, conectado vía streaming desde su lugar de reclusión en los Estados Unidos, y Edgar Ignacio Fierro Flórez y José Gregorio Mangones Lugo, de forma presencial, reconocieron sus responsabilidades por los hechos de violencia cometidos y pidieron perdón a las víctimas. Los tres dijeron que estos hechos nunca debieron ocurrir.

Salvatore Mancuso le dijo a las víctimas: “Me llena de profunda tristeza, pero también de dolor, vergüenza y arrepentimiento todo este dolor que sigue vivo y latente. Para mí, además de doloroso, significa un compromiso con las víctimas, sus familiares y amigos. Es un compromiso inquebrantable por el resto de mi vida, un compromiso de no repetición, de vinculación directa a ustedes en lo que pueda hacer para resarcir ese daño causado”,

Por su parte los postulados Fierro y Mangones reconocieron que su accionar delictivo afectó el derecho internacional humanitario y los derechos humanos, que causó pérdidas irreparables de vidas inocentes y causó también afectaciones materiales en medio de un conflicto que jamás debió ocurrir.

En este fallo se reconocen cerca de 13 mil víctimas. De ellas. 1750 residen en el departamento del Atlántico, con quienes se desarrolló el acto de perdón.

Entre otros hechos por los cuales fueron condenados están las masacres de Nueva Venecia (el 22 de noviembre del año 2000); la de Zipacoa (8 de enero de 2001); Pivijay (12 de diciembre de 2001), y la Jagua de Ibirico (19 de mayo de 2000).

Los postulados tenían incidencia sobre: Bloque Catatumbo, que operada en Norte de Santander, Bloque Norte en Cesar, Magdalena, La Guajira y Atlántico y Bloque Córdoba en el departamento de Córdoba y Sucre.

Misael Delgado, víctima de conflicto, dijo: “El perdón no es colectivo, es individual; depende de cada uno. Este acto de perdón no debe ser solo una orden por una sentencia, esperamos que los victimarios trabajen por las víctimas para la recuperación emocional, la búsqueda de personas desaparecidas y la reconstrucción del tejido social”.

Dijo también que “el trabajo de “los paras” comienza hoy para que aporten a la paz, a la verdad, a la justicia y a la reparación integral de las víctimas en el marco de la Ley 975 y la Ley 1448”.

Juana Orellano, otra víctima asistente a este acto de perdón, sintió paz en su corazón cuando escucho a los postulados pedir perdón. “Me sentí bastante descargada, fue triste y a la vez alegre porque recordé lo que hemos vivido, pero sentimos una esperanza, sentí algo de paz de mi corazón, como algo bueno que viene para superar esto”.

El encuentro finalizó con un sentido homenaje a las víctimas del conflicto presentes, a través de una actividad encaminada a dignificarlas, valorarlas y recuperar la memoria para nunca olvidar lo que pasó y que nunca más se repitan hechos de violencia.