FAO y PMA advierten sobre 4 países en riesgo de hambruna, 16 más en deterioro de la seguridad alimentaria

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El mundo se enfrenta a una alerta acentuada de hambruna con un nuevo informe de dos organismos de las Naciones Unidas que contiene una seria advertencia; cuatro países albergan zonas que podrían padecer una situación de hambruna en breve si sus condiciones se deterioran aún más en los próximos meses. Se trata de Burkina Faso -en la región del Sahel de África occidental-, Nigeria nororiental, Sudán del Sur y el Yemen.

En el documento de análisis de alerta temprana de los focos de inseguridad alimentaria aguda, publicado hoy por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas, se describe una combinación nociva de conflictos, recesión económica, fenómenos climáticos extremos y la pandemia de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) que está llevando a las personas a una fase de emergencia de la inseguridad alimentaria.

Algunos sectores de la población de los cuatro focos de mayor preocupación ya están experimentando una situación crítica de hambre, y en el informe se advierte que la escalada de los conflictos, así como una mayor reducción del acceso humanitario, podrían dar lugar a un riesgo de hambruna.

Pero estos cuatro países están lejos de ser la única señal de alerta en un mapa mundial que muestra que los niveles de inseguridad alimentaria aguda están alcanzando nuevos máximos a nivel mundial, impulsados por una combinación de factores, señala el informe. Otros 16 países corren un riesgo alto de que aumenten los niveles de hambre aguda.

El objetivo del informe sobre las zonas problemáticas es informar sobre las medidas urgentes que pueden adoptarse ahora para evitar una emergencia grave -o una serie de emergencias- en un plazo de tres a seis meses a partir de hoy.

La evolución de la situación en los países de mayor riesgo dependerá de la dinámica de los conflictos, los precios de los alimentos y los innumerables efectos de la pandemia de la COVID-19 en sus sistemas alimentarios, el comportamiento de las lluvias y las cosechas, el acceso humanitario y la disposición de los donantes a seguir financiando las operaciones humanitarias.

“Este informe es un claro llamamiento a actuar con urgencia”, aseguró Dominique Burgeon, Director de Emergencias y Resiliencia de la FAO. “Estamos profundamente preocupados -añadió- por el impacto combinado de varias crisis que están erosionando la capacidad de las personas para producir y acceder a los alimentos, dejándolas cada vez más expuestas al riesgo del hambre más extrema. Necesitamos tener acceso a esas comunidades para asegurarnos de que dispongan de alimentos y de los medios para producirlos y mejorar sus medios de vida para evitar el peor de los escenarios”.

“Nos encontramos en un punto de inflexión con consecuencias catastróficas. Una vez más, nos enfrentamos al riesgo de hambruna en cuatro partes diferentes del mundo al mismo tiempo. Cuando declaramos una situación de hambruna significa que ya se han perdido muchas vidas. Si esperamos a averiguarlo con certeza, la gente ya está muerta”, declaró Margot van der Velden, Directora de Emergencias del PMA.

“En 2011, Somalia sufrió una hambruna que mató a 260 000 personas.

La hambruna fue declarada en julio, pero la mayoría de las personas ya habían muerto en mayo. No podemos permitir que esto vuelva a suceder. Tenemos una elección difícil: actuar de forma urgente hoy, -advirtió- o una pérdida de vidas inaceptable mañana”.