“Si la agrupación que dice estar dispuesta a un cese al fuego, cesa el fuego contra el Estado, pero también contra la población, y establece los mecanismos para separarse de los negocios (ilícitos), pues, obviamente, no la vamos a perseguir, la vamos a invitar a que acuda a la ley. Pero, si eso no es así, la Fuerza Pública tiene que actuar, debe y tiene que actuar”.
Con estas palabras, el Presidente Gustavo Petro advirtió este miércoles a las organizaciones armadas que han expresado su interés de acogerse a la Paz Total ofrecida por el Gobierno del Cambio que deben cesar las hostilidades, no solo contra el Estado sino especialmente contra las comunidades, además de ponerles fin a negocios ilícitos como el narcotráfico y la minería ilegal, entre otros.
En el municipio antioqueño de Yarumal, donde encabezó un Puesto de Mando Unificado por la Vida, el Jefe de Estado explicó que “el concepto del cese al fuego tiene que integrar otros elementos que, yo creo, se necesitan para que el proceso pueda dar el resultado eficaz. No es, solamente, el cese de hostilidades entre grupos armados, sino el cese de hostilidad a la población civil”.
En el Instituto Educativo de María, donde se desarrolló el encuentro con las comunidades, el Mandatario enfatizó que no puede aceptarse un cese al fuego con algún grupo si no lleva implícito el cese de hostilidad contra la población, es decir que no haya masacres, asesinatos de líderes sociales, desplazamientos y confinamientos, al igual que no sembrar minas antipersonal y permitir los retornos de familias expulsadas de sus territorios.
En este orden de ideas, el Jefe de Estadio reiteró: “Grupo que cometa una hostilidad contra la población, cualquiera, debe ser perseguido, porque dentro del cese debe estar el cese de hostilidades a la población. Grupo que esté ‘traqueteando’, por ponerle esa palabra, es un grupo que tiene que ser perseguido, porque, ¿quién dijo que nosotros aceptamos el traqueteo? Eso no está en la posibilidad de la paz”.
Al respecto, dijo que “no puede haber un cálculo premeditado para usar la paz como un mecanismo de acumulación de los negocios”.
El Presidente Petro recordó que “los métodos de la negociación pueden variar. En unas, la negociación tiene que ver con el poder, con la política. Esas tienen más carácter político, les interesa más las reformas del país, etcétera, lo plantearán. Y esa negociación será con el Gobierno”.
Y en el caso de las organizaciones multicrimen que quieran acogerse a la mano tendida del Estado, dijo el Presidente, “quien negocia con ellas no puede ser el Gobierno, porque ya no se trata del poder. Con el narcotráfico no se puede negociar el poder, sino es el poder judicial el que tiene que negociar con ese tipo de agrupaciones”.
De otro lado, el gobernante anunció que para facilitar el acogimiento de estos grupos, “vamos a presentar la ley el 15 de febrero, que puede presentar caminos, salidas, para que las cosas no tengan que llegar hasta el exterminio puro, sino que pueda haber un camino de salida pacífica, si se quiere y hay voluntad de hacerlo”.
Alianza entre el Estado y el pequeño minero y el campesino
De otro lado, el Presidente Petro planteó la necesidad de establecer una alianza entre el Estado y el pequeño minero y el Estado y el campesino para avanzar hacia un modelo que llamó ‘prosperidad territorial’.
“Nosotros hemos convocado una Convención Nacional Minera, por ejemplo, de pequeños mineros” y “quisiéramos de ellos escuchar las propuestas para una reformulación de la minería en Colombia”, dijo.
Agregó que lo que se busca es que “se deje de perseguir al pequeño minero” y acceda a “una estabilidad tal que deje de convertirse en una de las bases de la violencia en Colombia”.
En este sentido, precisó: “La minería del oro tiene que reconstituirse en función de la pequeña minería, para que se empodere” y “deje de ser el caldo de cultivo de la violencia en Colombia, no por culpa del pequeño minero, sino porque se usa la persecución contra la pequeña minería y, al ilegalizarla, surge el caldo de cultivo de la violencia”.
“Yo sí estoy convencido de que, si hubiese una alianza entre el Estado y la pequeña minería, así como tiene que haber una alianza entre el Estado y el campesinado, se construyen sólidamente fuertes pilares de la paz en Colombia”, afirmó.
En Mandatario consideró que esto ya no tiene que ver con los grupos armados, sino “con nosotros mismos: Gobierno, sociedad, territorio, mandatarios locales: cómo lograr ese camino de la prosperidad territorial”.
Hay que fortalecer la producción campesina
En este contexto, el Jefe de Estado manifestó que, para lograr este propósito, “indudablemente hay que cambiar modelos de desarrollo”.
Indicó que “si seguimos importando el maíz, cuando fue aquí donde se descubrió el maíz, pues exportamos cocaína”.
Consideró, además, que no todo el desastre de la agricultura colombiana tiene que ver con la importación de alimentos, sino también “con la desidia, con las tasas de interés, con que ni siquiera la palabra ‘campesino’ aparece en la Constitución de Colombia”.
Destacó que el mundo campesino incluye en el país a entre 12 y 13 millones de personas, una parte sustancial de la sociedad, responsable de la alimentación que consume el pueblo colombiano.
Señaló que esta alimentación “se ha encarecido precisamente por no haber ayudado a esa producción y por estar importando cosas que se nos encarecieron, de repente, por circunstancias mundiales”, todo lo cual aumenta el hambre y la desesperanza.
“Entonces hay que fortalecer la producción campesina, y esto es lo que yo llamo una alianza entre el Estado y el campesinado que, para mí, y profundamente lo creo, es la base de la paz”, concluyó el Jefe de Estado.