La impecable labor investigativa liderada por la Fiscalía General de la Nación, en conjunto con la Policía Nacional, permitió resolver el crimen de Valentina Trespalacios, ocurrido entre el 20 y 21 de enero del año en curso, en el norte de Bogotá.
Por petición de un fiscal de la Unida de Vida de la Seccional Bogotá, un juez de control de garantías impuso medida de aseguramiento de detención en establecimiento carcelario al ciudadano estadounidense John Nelson Poulos, novio de la víctima y presunto responsable de causarle la muerte y ocultar el cuerpo en una maleta encontrada en un contenedor de basura.
La ruta de la verdad
Según el material de prueba obtenido, John Nelson Poulos se trasladó en compañía de su pareja a un apartamento del norte de Bogotá, donde convivirían. Al parecer, en medio de un ataque de celos golpeó a la mujer y la asfixió presionándole el cuello. El material fílmico recopilado da cuenta de que el señalado agresor habría sacado a la joven del inmueble escondida en una maleta azul, la misma que fue ubicada con el cuerpo de Valentina Trespalacios en la localidad de Fontibón.
La evidencia permitió establecer que el ciudadano extranjero alquiló un vehículo por tres días para estar con la víctima y, posteriormente, deshacerse de ella. En ese automotor llegó la tarde del reciente 22 de enero al aeropuerto El Dorado, para devolverlo y tomar un vuelo con destino a Ciudad de Panamá.
Un supervisor de seguridad de la terminal aérea entrevistado durante el proceso investigativo indicó que notó un comportamiento sospechoso de John Nelson Poulos y precisó que le llamó la atención un rasguño que tenía en la cara.
Además de estos detalles, el funcionario reveló que, buscando unos documentos en una zona verde, encontró un celular. Al revisarlo se percató que se trataba del teléfono móvil de Valentina Trespalacios, cuya fotografía era difundida por los medios de comunicación.
Luego de estudiar todos los elementos probatorios y evidencias, la Fiscalía concluyó que John Nelson Poulos, presuntamente, ejerció un ciclo de violencia psicológica sobre su pareja, al punto de que controlaba sus acciones individuales, le revisaba las redes sociales y el celular; y contrató un investigador privado para que la siguiera y le informara sobre sus movimientos.
Por estos hechos, el fiscal del caso le imputó los delitos de feminicidio agravado; y ocultamiento, alteración o destrucción de elemento material probatorio. El procesado no aceptó los cargos.