El día que se cumplen seis meses del inicio de la guerra en la Franja de Gaza, tras el ataque de Hamás del 7 de octubre, Israel afronta un futuro incierto en una Gaza devastada, pero también una amenaza bélica creciente contra la milicia Hizbulá en el norte y el riesgo de un ataque iraní en represalia.
“Quien nos haga daño o planee hacernos daño, nosotros le haremos daño. Esta idea la llevamos a la práctica todo el tiempo, también recientemente, cerca y lejos, en nuestro entorno inmediato y más allá”, dijo hoy el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, antes de reunirse con su gabinete de gobierno.
“Israel está preparado -a la defensiva y a la ofensiva- para cualquier intento de ataque desde cualquier lugar”, añadió el mandatario en referencia tanto a Hamás en Gaza como a la milicia chií libanesa Hizbulá, los hutíes o Irán, según enumeró Netanyahu.
El ejército ha ido reduciendo su presencia en Gaza, de forma progresiva, desde principios de año a fin de relevar a los reservistas desplegados durante meses y en respuesta a la creciente presión de su aliado, Estados Unidos, para proteger a los civiles y permitir más entrada de ayuda humanitaria.
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