Tras rezar a la Madre de Dios con los fieles y peregrinos que se dieron cita en la Plaza de San Pedro este último domingo de octubre a la hora del Ángelus y antes de sus saludos finales, el Papa dirigió su pensamiento, ante todo, a Vietnam, nación que esta padeciendo, en diversas localidades, fuertes y prolongadas lluvias en las últimas semanas que han causado vastas inundaciones y miles de evacuados.
“Mis oraciones y pensamientos van a las muchas familias que sufren, junto a mi aliciente para cuantos, autoridades del país e Iglesia local, se están empeñando para responder a la emergencia”
A continuación, Francisco manifestó su cercanía a las poblaciones de Sicilia, en Italia, también afectadas por el mal tiempo. Y prosiguió recordando al pueblo de Haití, que vive – dijo – “en condiciones límite”. “Pido a los responsables de las naciones que sostengan este país, que no lo dejen solo”.
“Y ustedes, prosiguió, de vuelta a casa busquen noticias sobre Haití, y recen, recen mucho”; a la vez que comentó que estaba viendo en el programa televisivo “A Su Imagen”, el testimonio del misionero camilo en Haití, el padre Massimo Miraglio y lo que decía acerca de cuánto sufrimiento, cuánto dolor hay en esa tierra, y cuánto abandono. “¡No los abandonemos!” exclamó el Santo Padre.