El cuerpo del pintor y escultor será cremado y sus cenizas llevadas a la localidad italiana de Pietrasanta.
Con una misa solemne en la Catedral Basílica Metropolitana de Medellín, aplausos y pañuelos blancos como gestos de gratitud, concluyó este jueves una semana de homenajes al pintor y escultor Fernando Botero en Colombia, que recordó que “murió el pincel, no el maestro”.
Ante el cuerpo del artista, que será cremado y sus cenizas llevadas a la localidad italiana de Pietrasanta, donde quedarán al lado de su esposa, la artista griega Sophia Vari, fallecida en mayo pasado, Morelia Arboleda García se animó a entregarle a la familia un pequeño cuadro con la imagen de Botero “en agradecimiento por ese padre maravilloso y bondadoso con toda Colombia”.
Este fue el último homenaje a Botero en Medellín, la ciudad donde nació el 19 de abril de 1932, después de pasar por Bogotá, donde le rindieron tributo en el Salón Elíptico del Capitolio Nacional y el Museo Botero, que cuenta con 208 obras de las cuales 123 son de su autoría.
Lea también: Murió el maestro Fernando Botero a sus 91 años