En un rincón del país, un proyecto está transformando el concepto de infraestructura y empoderamiento social, y su impacto ya está resonando en todo el mundo gracias a las redes sociales. Colibre, una iniciativa innovadora, está redefiniendo cómo las comunidades rurales construyen su futuro, literalmente, al demostrar que el Estado no es indispensable para la creación de infraestructura básica.
El modelo es simple, pero revolucionario: Colibre gestiona materiales como cemento, grava, arena y maquinaria mediante alianzas con comerciantes locales, mientras la comunidad aporta la mano de obra.
En videos se observa cómo una comunidad unida logra arreglar una cuadra completa sin la presencia de ningún miembro de la administración pública. Solo la sociedad civil, con determinación y trabajo colectivo, demuestra que es posible construir carreteras sin recurrir a los impuestos, la corrupción, el amigismo y el despotismo típicamente asociados con las obras públicas.
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Este proyecto no solo está construyendo carreteras, sino una nueva mentalidad. Al evitar intermediarios gubernamentales, se eliminan los sobrecostos y las prácticas corruptas, mientras se fomenta un verdadero sentido de pertenencia.
Además, está marcando un antes y un después en la forma en que las comunidades abordan sus necesidades. Con cada video y publicación, no solo inspira a otros a replicar el modelo, sino que también desafía la narrativa de que el progreso solo puede venir desde arriba. En una época donde la dependencia estatal es la norma, Colibre se erige como un ejemplo poderoso de lo que las comunidades pueden lograr con autonomía, solidaridad y un poco de creatividad.