Las obras más grandes para contener el cambio climático en Colombia se están realizando en Barranquilla, e incluyen la construcción del megaparque de la ciénaga de Mallorquín, la canalización del caño de la Auyama y las obras hidráulicas de las calles y La Cordialidad.
El cambio climático es una realidad y Barranquilla, al proponerse ser la primera Biodiverciudad del país, se adelantó a plantear soluciones que, desde ya, puedan ayudar a mitigar los efectos de este fenómeno que afecta no solo a Colombia sino al mundo entero.
La planeación de las grandes obras que se ejecutan en la capital del Atlántico —como la ciénaga de Mallorquín, el sistema de caños o la intervención de vías— contempló características de sostenibilidad que le apuntan a salvaguardar a la ciudad y a sus habitantes de fenómenos como inundaciones, altas temperaturas, tormentas, sequías y desaparición de ecosistemas, entre otros.
Tal como lo afirmó el alcalde Jaime Pumarejo Heins, ninguna otra ciudad del país ha hecho tal inversión para proyectos de infraestructura de esta envergadura que se plantearon desde el inicio de su Administración y que están pensados a largo plazo.
“Somos conscientes de la responsabilidad que tenemos con el medioambiente. Es por eso que estamos ejecutando obras que le apuestan a una ciudad que se prepara para los desafíos que supone el cambio climático. Barranquilla no va a esperar, vamos a anticiparnos y a prepararnos para lo que viene”, explicó el mandatario.
Un aspecto clave para la ejecución de estas obras ha sido la socialización con las comunidades aledañas de estas construcciones, así como el trabajo conjunto entre las distintas dependencias del Distrito y entes descentralizados como Edubar, Agencia Distrital de Infraestructura (ADI), Puerta de Oro – Empresa de Desarrollo y Siembra Barranquilla, en alianza con el sector privado y el Gobierno nacional.
Las obras verdes
Dentro de los proyectos que encabezan la lucha contra el cambio climático se destacan, además de la recuperación integral de la ciénaga de Mallorquín y las obras del caño de la Auyama, las intervenciones de importantes arterias viales como la calle 30, la Circunvalar y La Cordialidad, al tener en cuenta elementos como arborización, paisajismo, modernización de alumbrado público y canalizaciones para evitar inundaciones.
Para el gerente de Ciudad, Juan Manuel Alvarado, se trata de una decisión que comenzó a plasmarse en el Plan de Desarrollo, en la cual se apuntaba a grandes retos para la preservación del entorno urbano.
“En 2022 muchos de estos proyectos ya están en curso y pronto los podremos disfrutar como todos los barranquilleros. Recuperación de la ciénaga de Mallorquín, la recuperación del entorno urbano alrededor del caño de la Auyama, la continuación del proyecto Todos al Parque y a su vez la arborización y transformación de entornos urbanos van a sumarse a una senda de proyectos que nos van a permitir ser una ciudad más resiliente”, anotó Alvarado.
Fin al desbordamiento del caño de la Auyama
Con acciones para poner fin a las inundaciones en sectores aledaños por el desbordamiento del caño de la Auyama, el Distrito avanza en las obras de ensanchamiento y mejoramiento de este cuerpo de agua.
La obra ya ha movido miles de metros cúbicos para mejorar la entrada y salida del agua cuando llueve. De igual manera, se han hecho obras urgentes para reducir el impacto de las lluvias que se prevén en los próximos meses en barrios como La Chinita, La Luz y Rebolo, una solución que sus habitantes llevaban esperando por más de 30 años.
Es considerada, además, una solución ambiental que permitirá mejorar el nivel y la calidad de las aguas, toda vez que fluirá mucho más rápidamente y de esa manera tendrá mayor oxigenación.
La intervención contará con 4.5 kilómetros de sedimento que serán dragados del río para ensanchar y profundizar el caño. De esa manera, se aguantarán las aguas lluvias que no alcanzan a ser evacuadas por diversos arroyos e inundan estos barrios. Asimismo, se realizará un dique de 400 metros lineales que protegerá los puntos más cruciales de estos sectores.
La recuperación integral, que ha sido socializada con las comunidades, también incluye la reconstrucción de dos puentes vehiculares existentes con cimentaciones profundas, el revestimiento de taludes con flexocreto y la recuperación de las orillas con geobags y muros de suelo reforzado, así como el cambio de redes en diversos puntos del sector Barranquillita.
En aspectos específicos de la intervención, la reconformación de la sección hidráulica incluye movimiento de tierras para su restitución, reconformación de las orillas del caño mediante geobags, rellenos compactados, muros en tierra armada, recubrimiento de las orillas y parte del fondo del canal mediante flexocreto.
Una vez finalicen los trabajos de recuperación integral del caño de la Auyama, se proyecta el mejoramiento del entorno con la inclusión de senderos peatonales, parques infantiles, ciclorrutas, zonas verdes y mobiliario urbano.
Más que nuevas vías: Circunvalar, calle 30 y Cordialidad
La puesta en marcha de las obras que ejecuta el Distrito para mejorar la movilidad en las principales arterias de la ciudad no solo representa el mejoramiento de la malla vial, sino que también contempla una intervención integral con arborización, paisajismo, canalizaciones y modernización de alumbrado público.
En total serán más de 31.000 metros cuadrados de espacio público que se reverdecerán con arborización y paisajismo en andenes y separadores de estas vías con árboles de bosque seco tropical, embelleciendo los espacios e impactando en la calidad de vida de los actores viales y los vecinos de las zonas recuperadas.
Esto permitirá, de igual manera, la regeneración de los ecosistemas propios de la ciudad y la disminución del impacto del cambio climático, al complementarse con la garantía del riego y nutrición de la tierra, podas técnicas y mejoramiento de la estructura del árbol para aumentar su resistencia al viento, y la implementación de todos los elementos necesarios para crear un ecosistema natural.
Una vez finalicen los trabajos en la infraestructura de la avenida Circunvalar, se realizará la intervención paisajística en el bulevar que comprende desde la carrera 38 hasta la carrera 12. En este espacio se trabajará en 6.000 metros cuadrados de paisajismo y se sembrarán 400 árboles de especies como roble, camajoru y ceiba blanca.
Entretanto, en la calle 30 se ha avanzado con la siembra de 300 árboles y 20.416 metros cuadrados de paisajismo recuperados entre antejardines y separadores que van desde la carrera 4 hasta la carrera 25, con especies como olivo verde, bonga, acacio rojo, almendro tropical y florón.
La intervención de La Cordialidad contempla 5.2 kilómetros desde la Circunvalar hasta la carrera 23, con un separador de un metro de ancho y andenes variables. En esta obra se adecuarán 4.308 metros cuadrados de paisajismo y se sembrarán 800 árboles entre olivo verde, roble morado, almendro, lluvia de oro, uvito de playa, entre otros.
La construcción de obras hidráulicas para el manejo de las escorrentías de la vía es otro de los elementos contra el cambio climático. En ese sentido, se controlaron las canalizaciones que inundaban la zona baja de La Sierrita, con lo que se les dio solución a los apagones por las filtraciones en las casas. Lo mismo ocurrirá en los barrios Cevillar, El Carmen, Villate, La Ceiba, Los Continentes, El Santuario, El Romance, California, San Luis, Las Américas y Villa San Pedro.
Algo a destacar es que todos los espacios residuales de La Cordialidad se convertirán en parques. Próximamente serán El 5 y 6, en El Bosque, y La Sierrita, sector Cordialidad.
Adicionalmente, la intervención de estas arterias viales contempla un sistema de alumbrado público modernizado con iluminación 100 % led, un sistema que impacta en la reducción de gases de efecto invernadero y da mayor luminosidad.
El tesoro de Mallorquín
Sin duda, se trata del proyecto bandera para hacerle frente a los efectos del cambio climático. Con 1.000 hectáreas que abarcan toda la ciénaga de Mallorquín, una parte del tajamar occidental, la playa de Puerto Mocho, el corregimiento La Playa y el barrio Las Flores, es la apuesta medioambiental de mayor impacto del alcalde Jaime Pumarejo en su plan de Desarrollo 2020-2023.
En este ecosistema se trabaja a través de distintos frentes para mejorar la calidad del agua, al tiempo que avanza la ejecución de las obras que permitirán la interacción de los visitantes con los recursos naturales que por décadas estuvieron en el olvido.
Este primer recurso, el agua de la ciénaga, se recuperará a través de un proceso de biorremediación con microalgas, que se llevará a cabo por la Corporación Autónoma Regional del Atlántico (CRA), con lo que mejorarán las condiciones fisicoquímicas y microbiológicas.
El ecoparque incluye el disfrute de actividades de contemplación, plazoleta con gradas que bajan hacia una playa formada en la ciénaga, gradería pensada como espacio de receso y meditación que permite un acercamiento con la fauna y vegetación. Propios y extranjeros podrán vivir la experiencia del avistamiento de aves mediante senderos que rodearán los árboles para facilitar mayor contacto con la naturaleza.
De igual manera, Barranquilla se está adaptando a los efectos del cambio climático con manglares, senderos y proyectos sostenibles con las comunidades y, además, está protegiendo la biodiversidad.
Por otra parte, la playa de Puerto Mocho se encuentra rodeada de manglares, por lo cual se proyecta aprovechar su potencial turístico, cultural y ecológico mediante una intervención urbana y restauración ambiental.