Hoy, alzo mi voz en representación de todo el pueblo cordobés, para hacerle saber a las autoridades y al país entero que, en Córdoba, tenemos el agua al cuello.
Si señores, al 15 de agosto la cifra de damnificados por las lluvias llegó a 37 mil aproximadamente, para quienes extiendo mi solidaridad. En el departamento, 28 municipios han decretado la calamidad pública, lo que representa el 93,33% del territorio; algunos por 3 y otros hasta por 6 meses, dependiendo la gravedad de los daños; siendo Lorica, Ayapel, Puerto Libertador, Tierralta y Pueblo Nuevo los que presentan el mayor número de afectados.
Esta lamentable situación es de todos los años en Córdoba, la ola invernal trae consigo vendavales, crecientes súbitas en los caudales y posterior desbordamiento de caños, quebradas y ríos; generándose inundaciones y deslizamientos de tierra que arrasan con viviendas, cultivos, semovientes y causan daños en las vías, impidiendo la movilidad y la comunicación terrestre en ciertas zonas.
Con la calamidad aparecen una serie de impactos sociales, ambientales y económicos que recaen sobre la población. Los cordobeses no podemos estar a la merced de pañitos de agua tibia que desde el Gobierno Nacional nos han puesto con el pasar del tiempo, nos cansamos de vivir con el agua al cuello ¡Ya basta!
Me preocupa grandemente el pronóstico del IDEAM, por cuanto para el segundo semestre del año se mantendrá el fenómeno de la Niña, y en la segunda temporada de lluvias, que será en septiembre-octubre-noviembre, las precipitaciones serán superiores al 20% por encima de los promedios de los años 1991-2020, en lugares como la Región Caribe. Así como van las cosas, solo nos queda seguir rogándole a Dios para que controle el clima y no caiga una gota que desborde el Embalse de Urrá. Y ni que hablar del sector Cara de Gato, punto de rompimiento del Río Cauca hacia la Región de la Mojana, en la cuenca del Río Sinú, que ya cumple un año sin ser intervenido.
En definitiva, no son suficientes las obras temporales implementadas por la Gobernación, que muy bien ha adelantado como medidas de mitigación para atender las necesidades y prepararse para las precipitaciones. Es por ello que, le hago un llamado urgente al Gobierno Nacional, en especial a la Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres, al Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible y al Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, para que hagan presencia en los puntos críticos, y en conjunto con las autoridades locales, se establezcan acciones inmediatas para atender a los damnificados; la excusa no puede seguir siendo la transición institucional.
Como la mayoría de los colombianos, tengo mi esperanza en este gobierno del cambio, en que nos ayudará y realizará por fin una obra de infraestructura definitiva que permita contener las aguas en la temporada de lluvias y evite rompimientos futuros, así como la que se hizo en el Canal de Dique en el Río Magdalena.
Los congresistas de Córdoba, que hacemos parte de esta corporación, debemos aunar esfuerzos, trabajar unidos por nuestros conciudadanos para lograr la construcción de obras permanentes que eviten al máximo los problemas que deja la temporada de lluvias.
Oficina de Comunicaciones Representante Ana Paola García Soto