Intento de desmonte de la escultura de Abel Leal fue inconsulto: Alcaldía de Cartagena

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El intento de desmonte de la escultura del beisbolista Abel Leal, realizado en la mañana de este miércoles por el escultor Oscar Noriega, fue inconsulto y atentatorio contra los intereses del Distrito, afirmó el Secretario General de la Alcaldía Mayor, Luis Enrique Roa Merchán.

El funcionario, quien solicitó la intervención de la Policía Metropolitana para detener la arbitraria acción que ejecutaban operarios contratados por el escultor, explicó que el Distrito por intermedio de la Secretaría de Infraestructura liderada por Luis Alberto Villadiego Cárcamo, adelanta un requerimiento formal al contratista responsable de la construcción de la escultura y la aplicación de la póliza de seguros que aún la ampara, tras verificarse que ésta podría eventualmente no cumplir con las especificaciones técnicas que en su momento contrató la administración.

Conforme a lo contemplado en el contrato de obra No. 018 de 2019, suscrito entre el Distrito de Cartagena y la firma Terrapin S.A.S. en el que la Secretaría de Infraestructura ejerció la supervisión, las especificaciones técnicas indicaban: “construcción de la escultura del monumento Abel Leal, incluye adecuación de zona para el pedestal con ornamentación y otros, suministro e instalación de escultura elaborada en resinas de carbono, poliéster y fibras naturales con platina de bronce y cobre. Altura aproximada 1.9 a 2.0 mts”.

No obstante, a partir de una ficha técnica del monumento elaborada en diciembre pasado por el instituto de Patrimonio y Cultura de Cartagena IPCC, la Alcaldía infiere que éste “no cumple con las especificaciones contratadas”, por lo que procedió a requerir al contratista su efectivo cumplimiento, independientemente de las acciones de vandalismo de que haya sido objeto.

“La Alcaldía está en el deber de cumplir los conductos regulares para garantizar la eficiencia y transparencia en la inversión de los recursos públicos, teniendo en cuenta que la referida escultura costó a los cartageneros un total de $280 millones.