El huracán Melissa dejó una estela de destrucción en Cuba, donde más de 90.000 viviendas resultaron dañadas y cerca de 100.000 hectáreas de cultivos fueron arrasadas por los fuertes vientos y las intensas lluvias. Al menos un millón de personas se han visto afectadas por el paso del ciclón.
Las provincias de Pinar del Río, Artemisa y La Habana fueron las más golpeadas, con severos daños en la infraestructura eléctrica, carreteras y sistemas de abastecimiento de agua. Las autoridades locales trabajan en la atención de damnificados y en la distribución de alimentos y medicinas.
El gobierno cubano declaró estado de emergencia nacional y desplegó brigadas de rescate y reconstrucción en las zonas más afectadas. Organismos internacionales también anunciaron ayudas humanitarias para apoyar la recuperación del país.
Melissa, catalogado como huracán de categoría 4, es uno de los más potentes que ha golpeado la isla en la última década, llegando en un momento crítico para la economía cubana.







